Sistemas de impermeabilización

¿Cómo reparar una pared exterior afectada por humedades por capilaridad?

Los zócalos exteriores afectados por las humedades de capilaridad son uno de los problemas más comunes en nuestros hogares y una patología que debe repararse para evitar que el problema se agrave y afecte a la salubridad de nuestros edificios.

Y es que las humedades, si bien aparecen en la superficie y se perciben como simples manchas o eflorescencias que no parecen suponer un problema para la estructura del edificio, también pueden ser la razón de afecciones de salubridad e higiene en el interior de las viviendas y del deterioro de los elementos constructivos. Por ello, conviene combatirlas más bien pronto que tarde.

Precisamente, las humedades por capilaridad son una de las principales patologías en la construcción actualmente. Pueden provocar un rápido deterioro de las viviendas y un efecto estético desagradable. Proceden del suelo y aparecen principalmente en construcciones donde los muros no han sido bien impermeabilizados, ya sean edificaciones antiguas o modernas, respondiendo a un proceso físico en el que el agua del terreno entra en contacto con la construcción y se difunde por ella ascendiendo a través de los poros de los materiales. El Código Técnico de la Edificación lo tiene presente cara a erradicar esta patología en obra nueva mediante el uso de membranas impermeabilizantes

¿Cómo se combaten?

En muros ya realizados, la mejor manera de combatir este tipo de humedades en los zócalos exteriores es aplicando sobre los muros saneados morteros macroporosos que faciliten la evaporación de la humedad y eviten el deterioro y aparición de manchas en la fachada.

Para ello deben usarse soluciones impermeables, transpirables, adherentes y de gran durabilidad, como Propam Cal Sec, un mortero que ‘evapora’ las humedades y que evita la formación de depósitos salinos que ocasionan las manchas, además es un mortero impermeable al agua de lluvia, lo que lo hace perfectamente adecuado para su uso en exterior.

La reparación puede realizarse en unos sencillos pasos:

Primero hay que limpiar la superficie eliminando los enfoscados y partes degradadas como mínimo 50 cm por encima de la marca de la humedad, además de retirar los restos de materiales sensibles a humedades hasta conseguir un soporte sano, estable y resistente. Aunque este producto ya es efectivo a partir de 1 cm, se recomienda aplicar el mortero con en espesores de 2 a 4 cm (más de 2 cm en dos capas) en toda la superficie saneada y 50 cm como mínimo por encima de la marca de humedad como hemos dicho, además de dejar una separación de 1 cm entre el mortero y la acera para evitar que entre en contacto con el agua que pueda acumularse en su superficie.

https://youtu.be/5NRnbGxWhNM